En Latinoamérica el Realismo no actuó de la misma forma que en Europa, donde se opuso al Romanticismo; por el contrario, en nuestro continente se integró amablemente a él. Esto se comprende por el contexto histórico de América Latina a inicios del siglo XIX, ya que el Romanticismo no estuvo en contra de atender las problemáticas sociales de la población americana, sino que inspiró las duras batallas independentistas. En este sentido, resulta coherente que ambas estéticas hayan convivido en dicho siglo irradiando, cada una a su manera, una mirada crítica sobre la realidad social y política.
En lo que concierne al Realismo, este abordó los problemas sociales en las emergentes ciudades latinoamericanas con un tono melancólico y desencantado en la mayoría de las obras, y una gran sensibilidad hacia los vulnerables o desprotegidos.
Por otro lado, esta nueva óptica permitió a los escritores latinoamericanos dar cuenta, a través de la descripción, de la riqueza de su entorno geográfico. Por ello, en algunos casos, representaron a la naturaleza como un espacio hostil contra el cual el ser humano debe enfrentarse para sobrevivir. Este aspecto está asombrosamente presentado en una novela fundamental del Realismo latinoamericano: La vorágine (1924) del colombiano José Eustasio Rivera
El Realismo social
Una tendencia literaria propia del Realismo latinoamericano es el Realismo social, que surge entre 1920 y 1924, y que tiene como rasgo principal la denuncia de las desigualdades sociales de los pueblos latinoamericanos. Dentro de esta especificidad, aparece la novela indigenista, cuyo tema es la preocupación por la situación del indígena en las nacientes repúblicas.
Una pionera en este tipo de novela fue la peruana Clorinda Mattos de Turner, con Aves sin nido (1884); le siguen los bolivianos Alcides Arguedas, con Raza de bronce (1919); yJesús Lara, con Predestinados (1922), Surumi (1943) yYanakuna (1952), entre varias obras más. También sobresalen el ecuatoriano Jorge Icaza, con Huasipungo (1934), y el peruano Ciro Alegría, con El mundo es ancho y ajeno (1941). Así también, desde las primeras cuatro décadas del siglo XX, uno de los más sensibles y lúcidos exponentes es José María Arguedas, quien dedicará toda su obra a reflexionar sobre el problema indígena; entre sus novelas encontramos Yawar fiesta (1941), Los ríos profundos (1958) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).
Recuerda que...
El Realismo busca presentar una imagen verosímil del entorno, que se describe con tal detalle que los lectores podemos hacernos una imagen de lo que leemos, tal como si viéramos una fotografía. Como período literario, podemos situar su origen en Francia, a mediados del siglo XIX. Influyentes autores realistas como Balzac y Flaubert prefirieron la novela para desarrollar su obra.
A pesar de que el Realismo tuvo su auge en Latinoamérica en el siglo XIX, como estilo no ha perdido vigor en la literatura contemporánea. En el presente, la narrativa latinoamericana hace un gran uso del estilo realista, que le sirve para representar las nuevas realidades sociales, económicas y políticas.
En lo que concierne al Realismo, este abordó los problemas sociales en las emergentes ciudades latinoamericanas con un tono melancólico y desencantado en la mayoría de las obras, y una gran sensibilidad hacia los vulnerables o desprotegidos.
Por otro lado, esta nueva óptica permitió a los escritores latinoamericanos dar cuenta, a través de la descripción, de la riqueza de su entorno geográfico. Por ello, en algunos casos, representaron a la naturaleza como un espacio hostil contra el cual el ser humano debe enfrentarse para sobrevivir. Este aspecto está asombrosamente presentado en una novela fundamental del Realismo latinoamericano: La vorágine (1924) del colombiano José Eustasio Rivera
El Realismo social
Una tendencia literaria propia del Realismo latinoamericano es el Realismo social, que surge entre 1920 y 1924, y que tiene como rasgo principal la denuncia de las desigualdades sociales de los pueblos latinoamericanos. Dentro de esta especificidad, aparece la novela indigenista, cuyo tema es la preocupación por la situación del indígena en las nacientes repúblicas.
Una pionera en este tipo de novela fue la peruana Clorinda Mattos de Turner, con Aves sin nido (1884); le siguen los bolivianos Alcides Arguedas, con Raza de bronce (1919); yJesús Lara, con Predestinados (1922), Surumi (1943) yYanakuna (1952), entre varias obras más. También sobresalen el ecuatoriano Jorge Icaza, con Huasipungo (1934), y el peruano Ciro Alegría, con El mundo es ancho y ajeno (1941). Así también, desde las primeras cuatro décadas del siglo XX, uno de los más sensibles y lúcidos exponentes es José María Arguedas, quien dedicará toda su obra a reflexionar sobre el problema indígena; entre sus novelas encontramos Yawar fiesta (1941), Los ríos profundos (1958) y El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).
Recuerda que...
El Realismo busca presentar una imagen verosímil del entorno, que se describe con tal detalle que los lectores podemos hacernos una imagen de lo que leemos, tal como si viéramos una fotografía. Como período literario, podemos situar su origen en Francia, a mediados del siglo XIX. Influyentes autores realistas como Balzac y Flaubert prefirieron la novela para desarrollar su obra.
A pesar de que el Realismo tuvo su auge en Latinoamérica en el siglo XIX, como estilo no ha perdido vigor en la literatura contemporánea. En el presente, la narrativa latinoamericana hace un gran uso del estilo realista, que le sirve para representar las nuevas realidades sociales, económicas y políticas.